La playa

Solo tu, yo y el mar…

No era un día cualquiera. Era un día en su abrazo.

Se mezclo la mañana con la tarde con la noche y ya no tuvo principio ni fin el tiempo. No faltaba mas cuando ella estaba allí y el también coincidiendo en la misma dimensión.

Esa sensación deliciosa del agua jugueteando entre los pies con la arena, como tratando de enterrarlos en ese momento, como tratando de sellarlos y que se haga interminable en el abrazo la dicha culposa del deseo.

No había nadie mas, al menos así se sentía. Nadie mas importaba, solo sus besos y el deseo que la playa no terminara nunca, que su amor siempre estuviera allí, que su historia siempre tuviera ese aroma a mar.

Nada mas importa. Solo tu aquí y yo contigo.

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